lunes, 10 de septiembre de 2012

DOS MESES DOS PUNTO CERO: AGOSTO PERRACO

Foto y zapatillas propiedad de Fata Morgana

Perraco agosto... ya lo sabía yo, ya. Menuda improductividad la mía. El mes pasado lanzando soflamas sobre la constancia para acabar cayendo en brazos de la inercia. Juzguen ustedes mismos: en julio corrí casi 90 kilómetros. En agosto, sólo 22 y medio.

En honor a la verdad, uno de los culpables es el tan rimbombante número que acabo de citar junto al mes de julio. En otras palabras: hiperentrenamiento. Hiperentrenamiento por exceso de kilometraje, por exceso de días de salida, por exceso de entrenamiento cruzado. Un maldito exceso, vaya. ¿Que por qué entrené tanto? Porque tenía demasiado tiempo libre y no sabía qué hacer con él. Porque estaba agobiada con problemas personales y correr era la única manera de desfogar. Porque no respeté mi pauta de entrenamiento, tocaban ocho kilómetros corriendo despacio y yo iba a bajar mi propia y penosa marca, cosa que hice varias veces, por cierto. A finales de julio el cansancio y, sobre todo, el terrible dolor de piernas, me obligaron a bajar el ritmo en número de kilómetros y de salidas. Una cura de humildad, qué duda cabe... Unos cuantos excesos veraniegos y un viaje a París que resultó más agotador que cualquier maratón siguieron sirviendo de excusa para perrear, talcualito lo cuento en mi serie sobre cómo sacar el culo del sofá, vaya. Y llega septiembre, y sigo perreando hasta el miércoles, cuando mis obligaciones de madre puedan ser compartidas por el colegio y por fin tenga algo de tiempo para mí. Más me vale, el 7 de Octubre tengo una carrera de diez kilómetros y créanme, si el miércoles consigo correr cinco sin morirme haré una fiesta (nooo, fiesta noooo).

Afortunadamente, me he dedicado bastante a la bici. Cierto que no aporta tantos beneficios aeróbicos como la carrera, pero para este inpass me ha venido estupendamente para no perder el contacto con el deporte y para fortalecer mis maltrechas rodillas.

Las zapatillas de la foto son las que me autorregalé hace un año. Parece ser que ha llegado el momento de cambiarlas, los talones están destrozados y despelujados. Las punteras tienen agujeros. Parece ser que sí es verdad que he hecho unos 800 kilómetros con ellas. Es mi recuerdo de tiempos mejores hasta que vuelva a ponerme las pilas, dentro de 48 horas. Tengo muchas ganas.

Este mes casi no he corrido, pero he aprendido una lección importante: el que mucho abarca poco aprieta. Y es bueno hacer un parón de vez en cuando, aunque sólo sea para echarlo de menos. Hasta la próxima, vagorruners.



lunes, 3 de septiembre de 2012

FINAL DE ETAPA EN MI PUEBLO








Foto propiedad de Fata Morgana

Pues no, no es running ni soy yo. Es Contador persiguiendo a Purito, en un vano intento de ganar la decimosegunda etapa de la Vuelta Ciclista, que terminó en el mirador de O Ézaro, pueblo donde veraneo desde hace muchos años. Para que se hagan una idea, los últimos dos kilómetros tienen esta "pequeña subidita" desde donde se ve el mar hasta desde donde está sacada la foto:
foto propiedad de Fata Morgana
En fin, no tengo más idea de ciclismo que la que me toca a nivel usuario: manillar, pedales y poco más, pero como la historia era en "mi" pueblo y mi marido y yo habíamos comentado cien mil veces en los últimos años lo guay que era la subida al mirador para hacer un final de etapa, pues nos liamos la manta a la cabeza y decidimos subir a ver la llegada de los ciclistas. Evidentemente, a patas, pues la carretera estaba cerrada al tráfico desde horas antes. Como ya somos medio hijos adoptivos de la villa y conocemos atajos, en vez de comernos el repecho con el 23% de pendiente (sí, han leído bien: 23), decidimos subir por otra ruta, más larga pero más tendida también. Aún así, las agujetas me duraron tres días, y eso que estoy acostumbrada al ejercicio. Dos horas y media antes del evento ya estábamos aposentados en una piedra rompeculos de la que no me moví hasta que pasó el coche escoba. Por lo menos tenía buena vista, aunque tuve que sacar todas las fotos con zoom y unas cuantas moscas cojoneras, como pueden ver. Lo que me lleva a preguntarme ¿por qué coño la organización de la vuelta permite a los mirones interferir tantísmo en el recorrido? Si yo fuera Purito y no me estuviera muriendo subiendo el repecho, creo que se me habría ido un remo, de verdad. Sólo vallaron los últimos quinientos metros. Y no porque la guardia civil no recordara al respetable, con malísimos modos por cierto, que había que echarse para atrás. Especialmente bochornosa fue la actuación de los picoletos, que montaron en cólera y amenazaron con porras porque una bandera de cierto partido galeguista hizo acto de presencia entre el público. De las dos horas y media que hice oposiciones al culo cuadrado, sin duda me quedo con esto:

fotos propiedad de Fata Morgana
¿Han visto? Pues el hombre intentó subir el repecho unas cuantas veces, lo consiguió a la séptima. ¡Bien por él! Nos entretuvo un montón la espera y creo que hasta los pocos perros que allí había lo aplaudieron. No es para menos.

Bueno, no es la primera vez que veo el paso de la vuelta ciclista, pero nunca me había chupado una caminata cuesta arriba para hacerlo. Como siempre, me ha quedado una sensación agridulce: tanto tiempo esperando para que pasen en un pispás. Peor en mi caso, que lo vi todo a través del objetivo de mi cámara. Por lo menos, disfrutaremos con las imágenes.