miércoles, 24 de octubre de 2012

LAS SERIAS SERIES Y SU APESTOSO PRIMO EL PULSÓMETRO

Consideración previa: niños, no intentéis hacer esto solos en casa (sin consultar a un médico).
Algún día había que abordar el tema. Todo lo malo tiene que llegar, tarde o temprano. De ahí el título de esta entrada de blog: ya es bastante chungo su contenido, hagamos por lo menos una presentación graciosa ¿no?

Para quien no sepa qué son las series en idioma runner, éstas consisten en aumentar la velocidad con que se corre durante x metros o x minutos hasta lo que el individuo sea capaz de soportar. En dos palabras: una tortura. Las series están encaminadas a mejorar el rendimiento en carrera y, tarde o temprano, todo el mundo las acaba haciendo. El objetivo a corto plazo es sacar a tu pobre corazón en la sostenido de su zona de confort. ¿Ya te están entrando sudores fríos, vaguete? Te recuerdo que cuando estás echando un polvo tu corazón probablemente también ha salido de su zona de confort y te suele importar un carajo.

Pero... ¿cuál es la zona de confort del corazón? Para empezar, eso es como el culo y las opiniones: cada uno tiene la suya. La única manera de saberlo al cien por cien sin riesgo de caer fulminado por paro cardíaco es ir al médico a hacerse una prueba de esfuerzo. Lo gracioso es que tengo un amigo que un día fue a hacérsela por pura curiosidad, después de muchos años corriendo sin el menor problema. Empezó a trotar en la cinta, y cuando ya había considerado que era el momento de darle caña al asunto, el médico le dijo que parara, que había llegado al límite. Mi amigo le contestó: "¿Está de coña? Pero si ahora empieza lo bueno." Está claro que llevaba años corriendo por encima de lo que aconsejaba la prueba de esfuerzo y que, puesto que no había muerto, no había ningún problema.

La forma en que la mayoría conocemos malamente nuestras zonas de confort es a través de la fórmula del 220-la edad o la fórmula de Karvonen. Esta última da un margen de unas diez pulsaciones más. Es decir, si la 220 te dice que tu límite es de unas 160 pulsaciones (por ejemplo), el Karvonen fija el techo en 170. Os podéis hacer el test de Karvonen en esta página, y así delimitar vuestras zonas de entrenamiento.

Bueno, una vez que sabemos cuáles son nuestras zonas de entrenamiento y en cuáles sale el corazón de su zona de confort, es decir, la 4 y la 5, ya podemos empezar a hacer las malditas putas series. Hay varias formas de hacerlas: por distancia, normalmente de 100, 200, 500, 1000 o 2000 metros, por tiempo, x minutos corriendo, o, como hago yo, por pulsaciones. Si eliges este método necesitarás un pulsómetro.

Los gurús de esto dicen que para hacer series hay que llevar corriendo regularmente unos seis meses. Me imagino que tienen razón. Si estás empezando a correr por el método andar/correr, realmente ya estás haciendo series. Suaves, pero series, al fin y al cabo.

A mí nadie me ha enseñado a hacer series y, como siempre, he tirado de intuición y sensatez. Hace seis meses empecé un día a la semana con series suaves por distancia: 500 metros andando, 500 corriendo. Sin pasar nunca de la zona 3 de entrenamiento. Insisto, muy suaves. Hace cuatro meses decidí darme un poco más de caña. Ahora  empiezo andando hasta llegar a las 120 pulsaciones (zona 1). Entonces empiezo a correr a todo lo que doy hasta alcanzar la zona 5, 170 pulsaciones. Vuelvo a andar hasta bajar a las 120 pulsaciones, y así sucesivamente. Antes de correr hasta la zona 5 hacía las series en la zona 4, hasta que me acostumbré. Las series permiten obtener dos beneficios importantes: aguantarás más tiempo corriendo en zonas de entrenamiento altas, cosa que suele suceder en carrera, y a idénticas pulsaciones correrás más rápido que hace un tiempo. Por poner un ejemplo: hace seis meses el ritmo que era capaz de aguantar en carrera eran 168 pulsaciones. Ahora aguanto las 178. Por cierto, mi umbral de resistencia está más alto de lo que dice Karvonen: es imposible aguantar corriendo una hora al 100% de la frecuencia cardíaca. Hace seis meses hacía los diez kilómetros a 7:30 minutos por kilómetro, ahora los hago en 7:00. La primera vez que corrí cinco kilómetros seguidos tardé 45 minutos. Ahora los corro en 32. ¿Ha sido por las series? Quiero pensar que, entre otras cosas, sí.

La mayoría de los corredores odian las series, queda uno machacado y con la sensación de que el corazón se le sale por la boca. Pero también tienen sus ventajas, sobre todo para los que corremos despacio. Es de lo más agradable notar la sensación de estar volando aunque sólo sea durante unos pocos minutos. Controlar el ritmo cardíaco mientras lo haces te da ciertas garantías de no caer fulminado. Además, las series son una buena oportunidad para ir corrigiendo la zancada y otros defectos de técnica de carrera. Con el tiempo, el rato que aguantes en la diabólica zona 5 será cada vez mayor y lo notarás el día que corras tu próxima carrera popular.

En cualquier caso, insisto en lo del principio: recuerda que estás leyendo las reflexiones de una runner loca. Ante cualquier duda, lo mejor es consultar con el médico. Se trata de correr no sólo con los pies, sino también con la cabeciña. Hasta la próxima.



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