martes, 7 de febrero de 2012

NO TODO EL MONTE ES ORÉGANO: EFECTOS ADVERSOS DEL RUNNING

foto cortesía de ARASAAC
            Hola, queridos vagos. Vaticiné que no todo eran los mundos de yupi en esto del running ¿no? Creo que ha llegado el momento de hablar un poco de los efectos secundarios indeseables de este deporte, que los hay, y que con un poco de cuidado son evitables. La mayoría de ellos nacen de un exceso de entusiasmo cuando el runner neófito se cree Haile Gebrselassie. Aún yo, tortuga asmática por excelencia, he tenido la desgracia de sufrir unos cuantos, de los que hablaré a continuación.
            AGUJETAS: El efecto más inmediato son las odiosas agujetas. Es esa asquerosa sensación de que miles de enanos te están pinchando con agudos alfileres diminutos. ¿Son evitables? En parte sí, sobre todo si se empieza con mucha moderación (ya sabéis, correr 30 segundos/andar 1 minuto). Yo no las sufrí hasta que empecé a correr unos diez minutos seguidos. Lo lógico es pensar que las que más sufrirán esos efectos serán las piernas, puesto que es lo que más se usa, pero al correr ponemos en marcha el 70% de la musculatura de nuestro cuerpo, así que no te extrañe que te aparezcan en los sitios más inverosímiles. A mí me martirizaron los abdominales durante la friolera de seis meses, aún no hace mucho que dejé de tener agujetas por fin. Dicen los expertos (vulgo listos de los cojones) que hay que sufrirlas durante unos tres meses, según la forma física del sujeto. Yo tardé el doble. Y no confundir con el dolor que te pueda entrar después de correr, no es lo mismo. Uno puede llegar hecho polvo con las piernas como si fueran gelatina y al día siguiente estar como nuevo cuando la noche anterior pensaría que no iba a poder salir de la cama ni harto grifa. El remedio contra las agujetas es no dejar de hacer ejercicio y acabarán yéndose por sí solas.
            JAMACUCOS: Otro efecto indeseable son los mareos y bajadas de tensión, ya sea por demasiado calor o por correr excedido de pulsaciones, error muy frecuente en los principiantes. Combinando correr con andar muy poco tiempo es difícil que suceda, pero no imposible. Uno no debe pasar del 60 o 70% de su frecuencia cardíaca máxima. La mejor solución es correr con pulsómetro y dejarse de historias, que a partir de 20 euros los hay, aunque cutres. Como lo que nos interesa es que mida el ritmo cardíaco y no necesitamos más chuminadas, con uno de baratillo nos llega. La otra opción es intentar hablar sin jadear al correr, pero si vas solo corres el riesgo de que te tomen por loco. También puedes buscarte el pulso en el cuello o en la muñeca mientras con el segundero del reloj cuentas el tiempo, tú mismo. Ante cualquier molestia, mareo, taquicardia, sofoco, ahogo o similar, hay que parar, lo normal es reponerse del jamacuco, pero también podría ser síntoma de algo más grave. Aviso a navegantes migrañosos: el exceso de ritmo cardíaco puede dar lugar a un ataque de migraña salvaje, que me lo digan a mí, que hasta tres veces he vuelto a casa con la visión lateral seriamente perjudicada por las auras que preceden al migrañón por andar haciendo el gilipollas con las pulsaciones. A veces la migraña subsiguiente me ha tenido apartada de las zapas hasta cuatro días.
            AGOTAMIENTO: El exceso de euforia puede llevarte a correr todos los días porque ves que puedes con ello, sobre todo al principio, cuando sólo corres cuatro o cinco minutos. ¡Craso error! No tardarás en caer en brazos del agotamiento y a lo mejor lo dejas para siempre. Entrena a días alternos y si los días que no vas estás como si tuvieras una piraña en los calzoncillos, vete a caminar, simplemente, o a nadar, o a andar en bicicleta.
            LESIONES: correr es un deporte de alto impacto. A lo mejor no lo notas, pero cada vez que los pies están en el aire y tocan el suelo, tus piernas aguantan un mogollón de veces tu peso. Las lesiones suelen aparecer tarde o temprano. Tú alégrate, que por ahora lo tienes todo nuevo. Varias son las formas de evitarlas: correr en piso blando (cosa que a lo mejor no puedes hacer porque lo que te queda más cerca es asfalto), correr con zapatillas que tengan buena amortiguación (eso sí puedes hacerlo), correr intentando levantar lo menos posible los pies del suelo y a pasos cortos, y, sobre todas las cosas, calentar y estirar los músculos antes y después, cosa horrible, porque al llegar lo único que te apetece es pegarte una ducha y después un buen homenaje gastronómico. Al principio se puede calentar andando un rato, simplemente, pero los estiramientos de después deberían hacerse siempre. Yo aparte de estirar me echo crema de efecto frío en mi zona sensible: las espinillas. Otra opción es echarse hielo, pero no estoy por la labor, y menos en pleno invierno. Ojo al dato, tengo muchos amigos que han quedado en el dique seco por la periostitis o por la fascitis plantar. Si tenías alguna lesión secreta, y a cierta edad todos las tenemos, ahora saldrá a la luz, la muy cabrona. En mi caso, una distensión del ligamento lateral en la rodilla izquierda que no sé cómo me hice hace años y que me empezó a dar la lata a raíz de correr. Desde que uso el método Galloway ha dejado de molestarme. De todos modos, nunca se debería correr lesionado y hay que parar ante el menor dolor.
            NERVIOSISMO E INSOMNIO. No hablo en broma. Ya he dicho alguna vez que correr produce euforia. Y a mucha gente le da insomnio si lo hace a última hora de la tarde. Si es tu caso, elige otro horario. Lo mejor es seguir el horario que marque el cuerpo. Hay gente que no soporta correr por la mañana. El consejo es válido para todo lo demás: escucha a tu cuerpo y hazle caso. A no ser que tu cuerpo te diga: "quédate en el sofá y sigue criando culo". En ese caso, pasa de él como de la mierda. La próxima semana, la parte buena del asunto, los beneficios. Abur, vagorrunners.


4 comentarios:

  1. Mi cuerpo me me dice que corra a las siete de la mañana, pero a esa hora tengo tanto que hacer que .IMPOSIBLE!..salgo de trabajar a eso de las ocho o nueve de la noche, y claro, a correr como una condenada a esas horas; si no me voy a la cama me duermo hasta andando por la casa. buenas días princesa.......mi cuerpo me dice que corra temprano, de manera que los domingos que se corre en grupo, traigo a la peña descompuesta.

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  2. Bueno, a mí mi cuerpo me puede decir misa cantada a las siete de la mañana que le voy a contestar que aún no he puesto las calles xD. No tengo un horario fijo y corro según disponibilidad, unos días por la mañana, otros al mediodía y otros a última hora de la tarde. El caso es hacerlo y parar cuando te duele algo DE VERDAD, no por agujetas, jeje. Pero sí que hay gente que no puede hacerlo a las nueve porque después no pega ojo, que no es mi caso ni, por lo que veo, el tuyo. Bss

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  3. Jajaja, ¡lo de los jamacucos me ha matado! Yo llevo corriendo tres semanas y me cuesta un montón no seguir el plan de entrenamiento que estoy siguiendo. No porque no pueda con él, ¡sino todo lo contrario! Pero sé que los tiempos de descanso son importantes así que me aguanto bastante bien, no quiero que me pasen cosas raras.
    Corro a primera hora de la tarde y lo que noto es que tengo sueño antes, pero no me duermo antes, lo que me fastidia bastante.
    En fin, seguro que todo esto es para ir a mejor ¿verdad?

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  4. Mujer, no soy médico ni nada por el estilo, pero creo que corriendo a peor no se puede ir, a no ser que te lesiones. ¡Suerte!

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